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miércoles, 24 de junio de 2020

Jigten Sumgön: Glorioso Drikungpa (5)

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Finalmente, Phagmodrupa mostró signos de enfermarse. Jigten Sumgön ayudó al asistente del Lama, Tsangpa Chochang, y ofrendó un puñado de raíces medicinales.  Phagmodrupa estuvo contento y aceptó.  Mirando sus muchas pilas de bloques de té, dijo: «Aunque estos suministros se encuentran aquí en abundancia, no me ayudan ahora.» Jigten Sumgön realizó gran servicio con plena devoción, y el Lama estuvo muy satisfecho. Se dijo que si hubiera otros tres como Jigten Sumgön haciendo plegarias de larga vida para Phagmodrupa, el Lama seguramente habría aceptado. Todas las pertenencias de Jigten Sumgön las usó en beneficio del Lama y para ofrendar a los monjes. A menudo, iba a la habitación del Lama, y en el momento del fallecimiento de Phagmodrupa un vajra dorado con una mancha leve [significando que Jigten Sumgön todavía tenía que hacer más purificación para lograr en el camino] fue visto salir del corazón del Lama y entrar en Jigten Sumgön. Del cuerpo del Lama emanaron muchas reliquias de bendición y sus huellas aparecieron en las rocas. Entonces el Señor Jigten Sumgön fue sorprendido por la aparición del caballo que él había ofrecido al Lama en su primer encuentro, y que no había sido aceptado.  Él vendió el animal, pero no recibió el dinero y azúcar que le debían hasta dieciocho meses más tarde. Con estos hizo ofrendas a los monjes y construyó un monumento a su Lama.

Antes de que Jigten Sumgön hubiera llegado al monasterio de Phagdru, Phagmodrupa mismo predijo repetidamente: «El sostenedor de mi linaje vendrá de Kham; él es un upasaka que estará en el nivel del décimo bhumi.» Cuando llegó Jigten Sumgön, el Lama dijo: «Ahora mi deseo se ha cumplido» y volviéndose a Taklung Thangpa, su asistente y discípulo cercano, remarcó: «No maltraten a este upasaka.  En épocas pasadas yo era el Buddha Khorwajhik y él era Chenrezig.»

El Señor Jigten Sumgön tenía sólo una pieza de paño para cubrir la parte inferior del cuerpo. Cuando uno de sus amigos le ofreció otra, la vendió a cambio de incienso en polvo que esparció en el monumento a su maestro. 

Del maestro Tsilungpa, recibió más enseñanzas dadas por su Lama.

En este tiempo Sing Singwa y A-gon lo buscaron con la petición de enseñanzas, pero no pudo aceptarla y envió a alguien.  En cambio, se concentró intensamente en la meditación, experimentando muchos obstáculos como ver leones llenando todo el espacio y penetrando en su frente y muchos fenómenos similares. Con el maestro Tsilungpa examinó el texto de Lamdre, pero no pudo encontrar instrucciones sobre cómo disipar los obstáculos. Y aunque él hizo todo lo posible según los distintos textos, nada le ayudó incluso un poco. Durante quince días meditó en la estatua de Jowo Shakyamuni en el templo en Lhasa como si fuera su propio Lama y la circunvaló y le suplicó con mente enfocada, pero aunque esto ayudó, no lo satisfizo completamente.  Más tarde, todos los obstáculos se disiparon y realizó las enseñanzas en la cueva de Echung donde practicó meditación día y noche sin cesar.  Cuando realizó el significado del surgimiento dependiente, su mente se sintonizó totalmente con el mundo externo e interno y con las causas y condiciones que determinan si los fenómenos actúan en beneficio o en daño. También realizó plenamente la naturaleza de la virtud y no-virtud y el significado de lo absolutamente permitido y lo absoluta-mente prohibido. Un día recordó esto de las enseñanzas del estado del gran vehículo Tantra: “La causa de vagabundear en el samsara desde tiempos sin principio es debido a no reunir los vientos en el canal central (ava-dhuti)”.  Así que pensó: “Si los vientos no se recogen en el canal central, ¿cuál es el uso de esta vida? Si ellos están centralizados, entonces incluso morir es aceptable.” Así, practicó el ejercicio de los vientos gruesos como si su vida dependiera de esto. A través de este esfuerzo, recibió la visión de las siete Taras adornadas con las flores azules utpala, así como muchas ense-ñanzas profundas. También vio las caras de muchos budas y bodhisattvas y recibió la oportunidad de purificar los seis reinos. Incontables dakinis lo invitaron a un festín de ganachakra y las deidades mundanas, que crearon obstáculos en su ira, fueron sojuzgadas por él, aunque su olor desagradable llenó su cueva.

En su estado de meditación el Señor Jigten Sumgon se volvió inconsciente del paso del día y la noche.  Una vez, cuando sus ojos estaban molestándole, el rey de los Nagas, Sokma Me, apareció ante él y lamió sus ojos con su lengua, disipando así la enfermedad.

Después de tres años Jigten Sumgon volvió al monasterio de Phagdru y se reunió con Taklung Thangpa, con quien estableció un diálogo sobre las enseñanzas profundas. Viajó a varios lugares y regresó a la cueva de Echung, donde meditó durante dos años. Durante ese tiempo él cayó enfermo de lepra.  Selló la cueva y permaneció dentro, de manera deliberada planeó en privado transferir su conciencia.  Pero sintiendo que otros podrían pensar que escondía su enfermedad, salió de la cueva y recibió signos auspiciosos.  De allí fue a la casa de un mecenas y le dijo: «He contraído una enfermedad de repente.» Luego regresó a la cueva e hizo postraciones ante una imagen de Chenrezig que había sido consagrada más de cien veces por el Señor Phagmodrupa. Cada vez que sentía una depresión profunda, recordaba los sufrimientos de los seis reinos y una gran compasión natural surgía en su mente.  Una corriente de lágrimas fluía de sus ojos, por eso dijo plegarias una y otra vez para que él pudiera convertirse en el protector, ayuda y refugio de todos los seres sensibles.  Durante ese tiempo notó que cada vez que meditaba su enfermedad parecía fluir hacia fuera de sus piernas como polvo llevado por un viento fuerte, o el suave suelo rastrillado por un arado, pero siempre que cesaba la meditación, la enfermedad se estancaba.

Por fin un día de mediados del invierno de repente hubo poderosos truenos y una lluvia, y el Lama pudo sentir un cambio en sus vientos. Experimentando gran dicha, observó la salida de un enorme Naga que había llenado todo el valle. Esa noche se recuperó plenamente, como el sol saliendo de un eclipse. Dudando de que la gente pudiera entender lo que estaba sucediendo, él compuso una canción contando cómo en tres noches y cuatro días fue liberado de todo el karma negativo.  Para probar si estos sucesos fueron reales, él encontró a un paciente de lepra y le dio las enseñanzas.  En un plazo de quince días el hombre se recuperó completamente.

Después de tres días llegó Lama Legpa y le contó un sueño en él que vio el sol rodeado de sílabas doradas llenando todo el espacio. El Señor Jigten Sumgon le dijo: «Has tenido un sueño significativo.» Así, todos los oscurecimientos le fueron quitados de raíz, y él estuvo completamente adornado con todos los ornamentos de las cualidades del Buddha.  Él realizó el significado del surgimiento interdependiente externo, interno y secreto y dijo: «Me doy cuenta de la causa de los diferentes tipos de nacimiento, salvo los del dragón del cielo y de la caracola.» Sin embargo, un día, debido a la apertura del punto esencial en los ejercicios yóguicos, él comprendió el nacimiento del dragón.  Así, comprendió plenamente la verdad de la generación interdependiente.  Más adelante dijo: « He meditado durante siete años; los primeros cinco no sabía cómo meditar; durante los dos años siguientes logré las grandes realizaciones presentes.  Si meditaba todavía unos años más, podría ir a los campos búdicos y llevarlos a todos ustedes conmigo.»

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