Al mismo tiempo que estudiaba y practicaba,
Jigten Sumgön cuidaba poco por la comida y la ropa. Nunca hizo fuego para su comida, o visitó a
otros para participar de una comida, sino en cambio permanecía en silencio, a
veces haciendo un poco sopa. En otras ocasiones comía los restos de alimentos,
o bebía cenizas hechas finamente en polvo y colocadas en agua. En los tiempos de descanso se iba a un lugar
donde los monjes hacían postraciones y decía veintiún veces la plegaria de
siete ramas. Cada mañana, él hacía una larga sesión de meditación, mientras que
a la medianoche iba al exterior y recogía hojas de abedul para cocinar. Muchos
Khampas+
lo llamaron una deshonra a su tribu, pero él respondió: « El gran linaje de
maestros no crearon una vida fácil para ellos mismos. Como Jetsun Milarepa, no
tengo demasiado tiempo para cocinar, así que quizá que no voy a ser una
vergüenza para los Khampas.» Ellos
comentaron: "Él claramente tiene mucho orgullo para decirlo de esta
manera». Pero más tarde reconocieron la sinceridad de su práctica.
El Señor Phagmodrupa ofreció tres veces las
instrucciones de El gran señalamiento.
Aunque las dos primeras veces sus discípulos no las comprendieron, recibieron
las realizaciones en el tercer intento. El maestro dijo: «No estaba tan claro
como ustedes. Ustedes comprendieron las instrucciones en la tercera repetición,
pero yo tomé más tiempo». El Señor Jigten Sumgön alcanzó la realización de que
toda práctica nace en la mente y posteriormente se vuelve reconocida por lograr
el yoga del estado de no meditación, el quinto camino perfecto. Como todos los
fenómenos apare-cidos son realizados en el estado de Mahamudra, pensó: “Es
suficiente practicar el Mahamudra con gran devoción al precioso Lama”, así que
él fue ante la presencia de Phagmodrupa y relató esta realización. Pero
Phagmodrupa lo riñó: «Qué estás diciendo? Hasta que alcances la budeidad,
necesitas el profundo quíntuple camino del Mahamudra. Por lo tanto, no te
separes de él.»
Habiendo escuchado que un visitante venía de
lejos, hizo una torma grande del sobrante de su alimento y se la ofreció al
Lama, con la petición de que él podría adelantarse y encontrar a la persona de
antemano. En Radeng el patrocinador Nyasang le dio dos bloques de té y exhortó
a otras personas a hacer ofrendas. Después que le trajeron queso caliente, té,
dulces y manteca, les dio enseñanzas, pero no tuvo tiempo suficiente para
aconsejar a los muchos otros que se le acercaron. Cuando regresó al monasterio de Phagmodru, en
un principio fue incapaz de poder ver al Lama, así que meditó sin cesar en la
luz clara durante tres meses. Finalmente, presentó sus propias ofrendas y las
que habían sido dadas por los otros. Phagmo-drupa dijo: «Pongan las cosas en mi
bolsa», y el Señor Jigten Sumgön pensó: “¿Puede ser que el Lama tenga todo para
sí, hasta una bolsa?” Phagmodrupa le dijo: «Hasta ahora, tu karma ha sido
enseñar el Dharma solo a mis patrocinadores. Veré si tú puedes dar las
instrucciones propia-mente dichas o no.» Entonces, Jigten Sumgön recibió más
enseñanzas y tuvo una visión profunda especial de que él estaba de hecho libre
de todo dogma. Como la reunión de dos espacios, las dos luces claras surgieron
en su mente. Phagmodrupa dijo: «Con este tipo de realización es necesario que
nazcas otra vez. Aunque ha habido muchos
siddhas altamente realizados, todos han sido renacidos porque este tipo de
realización todavía no es completa», y explicó con muchos ejemplos y mucha
lógica.
Una vez, Jigten Sumgön adquirió un bloque de
té y le preguntó al monje Seton si él podría ofrendarlo a Phagmodrupa. Seton le aconsejó: «Nece-sitas esto para ti
mismo, no para regalarlo.» Como él no le permitió presentar su ofrenda, Jigten
Sumgön después dijo a sus discípulos: «Si alguien les pregunta si puede hacer
ofrendas, siempre permítanle hacerlo. Yo
fui engañado por la bondad de Seton». A los monjes, Jigten Sumgön dos veces les
hizo ofrendas de té y a Phagmodrupa, queso dulce caliente y otras delicias. Todas
las instrucciones del Dharma se establecieron espontánea-mente en él. Cuando veía
a Phagmodrupa y recibía enseñanzas de él, nunca iba con las manos vacías, sino
le ofrendaba todo lo que tenía, grande o pequeño.
Junto al santuario central del monasterio
estaba un mandala de cuatro actividades, que llevaba los signos
auspiciosos. Puesto que uno estaba roto,
lo reparó y ofrendó esto. Como resultado, Phagmodrupa dijo: «Los signos
auspiciosos te pertenecen.» Más adelante, después de que Jigten Sumgön mejoró aún
más el mandala, dijo: «Creo que mi capacidad en beneficio de los seres
sensibles surgen de esto.»
Phagmodrupa instó al Señor Jigten Sumgön a
convertirse en monje, pero él reflexionó: “La vida de un yogui es más fácil
para practicar el Dharma. Incluso como
yogui, uno debe observar disciplina social, pero un monje está sujeto a tantas más
restricciones que es como un buey cuya espalda está quebrada por su carga de
preceptos”. Así que decidió no
convertirse en monje, sino en su lugar practicar el Sendero del método. Cuando le preguntó si esta práctica era
correcta, Phagmodrupa le respondió: «Será más tarde, pero por ahora haz esto:
ciento ocho ofrendas de mandala, ciento ocho recitaciones de las cien sílabas,
ciento ocho sesiones viento, ciento ocho circunvalaciones, y ciento ocho postraciones.
Haz todo esto en seis sesiones, día y noche». Así el Señor Jigten Sumgön
practicó de esta manera, soportando grandes dificultades durante algún tiempo.
Cuando él completó estas instrucciones, fue ante el Lama y sonriendo le
preguntó: «¿Puedo ahora practicar el Sendero del método?» Phagmodrupa le
contestó: «Puedes hacerlo, y de hecho es necesario». Luego le dio ense-ñanzas detalladas sobre
vientos, canales y gotas. Un día, como el
Señor Jigten Sumgön había recibido la enseñanza, desarrolló profunda devoción,
debido a que sus vientos se naturalizaron, y muchas cualidades del Sendero del
método se desarrollaron dentro de él.
Cierta vez, cuando fue a ver a Phagmodrupa,
él vio a importantes maestros reunidos allí como Lama Shang, Geshe Dan y
otros. Phagmodrupa los despidió,
diciendo que tenía un trabajo importante que hacer con el Señor Jigten Sumgön.
Después que se fueron, Phagmodrupa le dijo que se sentara en la postura de
meditación. Colocándose enfrente de él,
con su bastón señaló tres chakras de Jigten Sumgön y pronunció las sagradas
sílabas OM, AH, HUNG. Entonces dijo:
«Serás un gran meditador». De nuevo dijo: "Actuando en meditación, serás
un meditador aún más grande». Por tercera vez, dijo: «Estoy feliz de que seas
un gran meditador. Sigue.»
Otra vez, cuando Jigten Sumgön fue a ver al
Lama, le preguntó: «¿A través de la meditación del Mahamudra, la mente será
totalmente pacificada en el momento de la muerte, o será más claro todo este
mundo fenomenal, permitiéndome alcanzar la sabiduría omnisciente?» Phagmodrupa
respon-dió: «Tendrás la comprensión.» Jigten Sumgön pensó: “Para lograr esta
realización, uno debe o bien lograr el cuerpo de arco iris y la mente
Dharmakaya, o bien uno debe tener el conocimiento de los tres tiempos. No podré tenerlos.” Phagmodrupa insistió: «Definitivamente
conseguirás esto.» Y levantando la voz,
dijo: «No podría engañarte.» (Más tarde,
cuando Jigten Sumgön hizo las meditaciones en la cueva Echung, logró la
sabiduría omnisciente y se sintió contento de que había preguntado al Lama las cuestiones
referidas a esto.) Mientras estuvo con
su maestro, él, junto con Lama Tonpa Sherab, recibió el triple voto del bodhisattva
y el nombre de Bodhisattva Rinchen Pal Ratnashri.
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