En ese tiempo, el Señor Jigten Sumgön tenía
veinte y cinco años de edad. En el camino viajó como el bodhisattva
Sadaprarudita, meditando constantemente en el Lama. Pensaba: “Aun si el Lama
tiene quinientos discípulos que han merecido conseguir la sombrilla blanca[1],
seré el principal entre ellos.» Por la noche cuando miraba la luna, sentía gran
devoción y cuando las lágrimas resbalaron sobre su rostro, dijo: «Hasta la luna
puede ver al Lama, pero yo no.» Así, él procedía como el bodhisattva Norsang.
Una noche después de llegar a Phenyul, soñó
con Phagmodrupa, de tez blanca, vistiendo ropa blanca, y sentado en una pequeña
choza. Al día siguiente, despertó y encontró que las paredes blancas de la casa
donde se quedaba habían sido cubiertas con las seis sílabas.
Después fue a un monasterio en Kyishö en
donde los monjes de Lhötopa y Demawa tenían una disputa. El espectáculo lo
decepcionó y sintió fuertemente que no debía involucrarse en tales asuntos en
la búsqueda de su meta. No obstante, actuó respetuosamente ante los maestros de
ese lugar.
Luego fue a Nepo Dowa. En el camino encontró
a un hombre que dijo que estaba viniendo desde la dirección del monasterio
Phagmodrupa. Por eso fue tan grande la devoción de Jigten Sumgön que procedió a
postrarse delante de él, y viajando toda la noche arribó a Phagdru antes del
amanecer.
Tan pronto llego, Jigten Sumgön llamó para
ser recibido. Un meditador de Kyishö lo encontró y lo llevó a una casa donde él
descansaba, a la mañana siguiente, al ver un gran murciélago, pensó: “Esto es
una emanación de Phagmodrupa.” Tres días tuvo que esperar después para ver al
Lama, aunque Phagmodrupa envió a sus asistentes para darle la bienvenida y
generar una buena conexión. En el decimotercer día del mes, fue al fin
permitido reunirse con el Lama, así que fue, ofrendándole rollos de brocado y
seda, junto con un caballo. Phagmodrupa lo regaño, diciéndole: «Si acepto el
caballo, significa que debo o bien morir o bien dejar este lugar, por eso no
puedo tomarlo.» Jigten Sumgön manifestó: «Entonces, ¡debo liberarlo en las montañas!»
Cuando Phagmodrupa lo riñó más, Jigten Sumgön lloró con devoción y fervor hasta
que Phagmodrupa lo aceptó como un discípulo. «Te daré un cuidado especial, le dijo,
y te concederé lo que tú desees. Así que no hay razón para la infelicidad,
¿está allí?» Entonces Jigten Sumgön le ofrendó té al maestro, pero antes le circunvaló
ochenta veces. El Señor Phagmodrupa aceptó la ofrenda con alegría y después dio
a su discípulo la bodhicitta de aspiración y enseñanzas. Solo con esto, el
Señor Jigten Sumgön se sintió tan satisfecho que le pareció que no necesitaba
nada más. Pero al día siguiente, él recibió el voto del bodhisattva, la
instrucción del Mahamudra y las enseñanzas de meditación y dedicación. De
nuevo, sintió que no tenía necesidad de otra cosa. En un momento dado, el Señor Phagmodrupa
apuntó un dedo en el centro del corazón de Jigten Sumgön, y el mandala de su
cuerpo se transformó en Heruka. Esa noche en un sueño se encontró un Vairocana dorado
con una cara, después de lo que se sintió perfectamente contento. Phagmodrupa
entonces le dijo: «Tengo grandes esperanzas por ti. Todos estos signos son
debido al poder de mis magníficas bendiciones.
Por tu beneficio me someteré a grandes dificultades.» Luego le dio la práctica
de meditación del mantra de las cien sílabas, así como la instrucción del
Mahamudra. El Señor Jigten Sumgön pensó:
“Ahora, no necesito recibir más enseñanzas. Debo sencillamente practicar.” Tres
discípulos de Lhoto, comentaron: «¿Qué clase de ser eres? Al principio estabas tan ansioso que corriste
hacia aquí en medio de la noche y ahora, después de haber visto realmente al
Lama, te sientas en un rincón y no asistes a las enseñanzas.» El Señor Jigten
Sumgön reflexionó: “Lo que ellos dicen es verdad.” Así que fue a la sala de
reunión para recibir las enseñanzas. Allí, hizo la práctica de recitar la
plegaria de las Siete Ramas como unas diez veces ante el Señor Phagmo-drupa aun
sentado en el trono. De modo que cuando recibió las enseñanzas, fue capaz de
absorberlas sin perder una sola palabra. Las noticias, por lo tanto, se
difundieron de que un upasaka de Lhoto había recibido completa-mente las
enseñanzas, sin perder ni una palabra.
El Señor Jigten Sumgon tenía gran devoción
por toda la sangha, pero una vez, debido a un error cometido por Geshe Samyepa,
su confianza fue perturbada. Sin embargo,
al meditar sobre todos los monjes como su Gurú redescubrió su sentido de
devoción.
[1] Se refiere a la costumbre según la cual los discípulos superiores
tiene una sombrilla sobre sus cabezas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario